Biznaga Dorada
Echinocactus grusonii
Embajadora de
Cadereyta en el Mundo
Echinocactus grusonii en el Jardín Botánico de Chicago |
Desafortunadamente
no conocemos las particularidades de los cactus que nos rodean, en especial los
de nuestro Semidesierto Queretano, y lo peor es que no nos hemos dado cuenta de
que sin planificarlo, ni someterlo a concurso o sin que lo evaluara ningún
comité, hemos estado representados en todo el mundo y desde hace muchísimo
tiempo por una insigne y a la vez humilde embajadora: La “biznaga dorada” o
“biznaga amarilla”, también conocida por algunos extranjeros como “asiento de
suegra”.
Su nombre
científico es Echinocactus grusonii,
y de manera natural sólo habita en las cercanías de lo que hoy es la presa de
Zimapán, sobre las laderas rocosas del cañón del Infiernillo y en algunas otras
laderas cercanas.
Esta especie fue
descubierta por los botánicos exploradores (extranjeros) en el año de 1891, y
desde entonces comenzó a ser intensamente extraída de su hábitat para su
comercialización, primero en Europa y luego en todo el mundo, a causa de la
gran demanda generada entre los coleccionistas y entre los diseñadores de
jardinería desértica.
Actualmente esa
demanda continúa y ahora las biznagas doradas se producen masivamente y para su
exportación en sofisticados y modernos invernaderos, pero no desde México, sino
desde China.
El saqueo que
comenzó en aquella época de finales del siglo XIX debió afectar el equilibrio
de las poblaciones de biznaga dorada, como sucede siempre que existe demanda de
plantas y semillas directas del hábitat; sin embargo, la construcción de la
presa de Zimapán fue lo que llevó a esta especie a considerarse en la categoría
de “en peligro de extinción” en la legislación mexicana e internacional, lo que
significa que prácticamente ha desaparecido de su hábitat original, aunque los chinos
estén llenando los jardines del mundo con biznagas doradas. Y es que lo verdaderamente
importante es su población original.
Con toda esta
compleja historia a cuestas y con su etiqueta de especie en riesgo de
extinción, la biznaga dorada es como un símbolo en la jardinería de cactáceas y
de plantas desérticas en el mundo, ya que casi nunca falta en este tipo de
decorados.
Si hacemos una
búsqueda de imágenes en Internet acerca de jardines de cactus, veremos que
nuestra biznaga dorada es uno de los elementos más destacados en ellos; de la
misma manera, en muchos jardines botánicos del mundo existen ejemplares de
biznaga dorada, y tampoco falta en los libros internaciones sobre jardines de
cactus y plantas del desierto.
Más curioso aún
resulta que en los jardines de pueblos y ciudades que se encuentran en medio de
nuestros desiertos mexicanos y que emplean su flora nativa para ambientar sus
espacios al aire libre, también colocan a Echinocactus
grusonii, acompañando a los cactus nativos de aquellas zonas.
Por eso
entonces, una reflexión: Si este símbolo cactológico tiene su origen muy cerca
de nosotros, en nuestro propio territorio regional y además está en peligro de
extinción, cómo es que no nos hemos dado cuenta de lo que significa poseer este
emblema natural tan destacado a nivel mundial, para apropiarnos de ella, para
crear con ella nuestro sello de identidad, o para crear nuestro estilo propio de
jardinería.
Echinocactus grusonii en el jardín de una cafetería del Pueblo Mágico de Todos Santos, Baja California Sur |